martes, 21 de agosto de 2007

VISITA


VISITA

No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
La afición al misterio,
El culto a la ceniza,
A cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
Ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,
Para lo inhabitado.

Cuando venga a buscarme,
Díganle:
"se ha mudado".

Oliverio Girondo

4 comentarios:

A dijo...

Si.
Estoy segura de ello: no estás para mí.
No quieres conocerme.
Aún no sé qué te repugna de mí.
Pero veo que tú si puedes jugar al misterio: Roquentin, ¿sientes la náusea de Sartre cuando navegas en la stultifera de Brandt?
¿Niegas la indiferencia?
¿Por qué el miedo a mirarte en mi espejo? Pero, es cierto, no puedes no existo. Y tú?

Alguien dijo...

No estas segura de nada.
no me repugnas en absoluto.
quizas quiera conocerte.


No es miedo.

Alguien dijo...

Me parece que malinterpretaste el poema, de ninguna manera era mi intencion ofenderte.
En el mismo Oliverio Girondo esta hablando de la muerte.

Con el mas sincero de los gustos vislumbraria tu espejo.

Anónimo dijo...

Epa, ¿un amor en puerta?

Quisiera saber tu nombre
tu lugar, tu dirección
si te han puesto teléfono,
también tu numeración.
Te suplico que me avises
si me vienes a buscar,
no es porque te tenga miedo,
sólo me quiero arreglar.